¿Es peligrosa la soja para los niños y niñas?

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¿Son peligrosos los fitoestrogénos de la soja para los niños? 

A menudo encontramos en consulta padres y madres preocupados por este tema. Vamos a aportar un poco de ciencia a este tema.

La soja, uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo, ha sido objeto de debate por décadas. Sus componentes, en particular los isoflavonas o fitoestrogénos, generan tanto entusiasmo por sus beneficios potenciales como preocupación por sus posibles efectos adversos, especialmente en población infantil. Sin embargo, ¿qué dice la evidencia científica actual sobre estos compuestos y su influencia en la salud de los niños? Este artículo busca ofrecer una visión clara y basada en la ciencia para esclarecer este tema controvertido.

¿Qué son los isoflavonas?

Los isoflavonas son compuestos naturales que se encuentran en algunas plantas, principalmente en la soja y otros legumbres como los garbanzos y las lentejas. Se consideran fitoestrógenos, lo que significa que tienen una actividad similar a las hormonas sexuales femeninas, como el estrógeno. Esto ha suscitado preocupaciones acerca de su efecto en el desarrollo hormonal y la salud reproductiva, especialmente en poblaciones vulnerables como los niños en crecimiento.

La preocupante percepción y las regulaciones estrictas

Francia, a través de su Agencia para la Seguridad Alimentaria, Ambiental y Ocupacional (ANSES), ha establecido límites estrictos para el consumo diario de isoflavonas, especialmente en niños, embarazadas y mujeres en edad reproductiva. La razón principal de estos límites es la sospecha, basada en evidencia preclínica y estudios en animales, de que los fitoestrogénos podrían alterar el desarrollo hormonal en las personas.

Este enfoque precautorio, aunque con buenas intenciones, ha generado controversia, ya que muchas organizaciones internacionales y estudios científicos más amplios sugieren que estas precauciones quizás sean excesivas, y que las comunidades científicas deben buscar un equilibrio entre seguridad y beneficios.

La evidencia científica en humanos: ¿Qué dice?

Contrario a los estudios en animales y las preocupaciones basadas en mecanismos, la mayoría de la evidencia en humanos no respalda la idea de que el consumo de soja en cantidades habituales sea dañino para los niños o contribuya a trastornos hormonales. Estudios longitudinales y revisiones sistemáticas muestran que los bebés alimentados con fórmula a base de soja no tienen mayores riesgos de desarrollar pubertad precoz, alteraciones hormonales ni problemas de crecimiento.

Por ejemplo, investigaciones recientes concluyen que la ingesta de soja en la infancia no afecta la edad de inicio de la pubertad ni el desarrollo sexual. Los niveles de hormonas, como el estradiol, en niños alimentados con soja, son similares a los de aquellos alimentados con leche de vaca o leche materna. Además, no hay evidencia sólida que vincule el consumo habitual de soja con problemas reproductivos a largo plazo.

Estos hallazgos refutan los temores basados únicamente en estudios en animales o en mecanismos de acción, que, si bien ofrecen información valiosa, necesitan ser interpretados con cautela cuando se trasladan a las poblaciones humanas.

La importancia de un enfoque equilibrado

Mientras que los estudios en animales han sido esenciales para entender el potencial de los fitoestrogénos como disruptores endocrinos, la evidencia en humanos indica que los riesgos reales en el consumo habitual son mínimos. La OMS y otras instituciones internacionales han concluido que el consumo moderado de soja y sus derivados es seguro para la población en general, incluyendo a los niños en crecimiento.

Es fundamental que las decisiones regulatorias y saludables consideren tanto los riesgos como los beneficios. La soja es una fuente importante de proteína vegetal, fibra, vitaminas y minerales, que contribuyen a una dieta saludable y sustentable. Rechazar los alimentos basándose únicamente en mecanismos potenciales sin evidencia clínica sólida puede limitar el acceso a una alimentación nutritiva y accesible.

¿Qué papel deben jugar los padres y madres?

El consumo de soja en la infancia, en dosis habituales, no debería ser motivo de alarma. La clave está en la moderación, variedad y calidad de la alimentación. Es esencial ofrecer una dieta equilibrada que incluya diferentes grupos alimenticios, y siempre en consulta con profesionales de la salud y nutricionistas certificados.

Además, las regulaciones estrictas, como las propuestas por ANSES, deben reconsiderarse a la luz de la evidencia actual, para evitar que políticas excesivamente restrictivas puedan tener un efecto negativo en la disponibilidad de alimentos nutritivos para niños y toda la población.

Conclusión

La ciencia moderna nos invita a adoptar una perspectiva equilibrada frente a las controversias sobre los fitoestrogenos en la soja. Los estudios en humanos, hasta ahora, sugieren que el consumo típico de soja no presenta riesgos significativos para la salud infantil y, por el contrario, puede ser parte de una dieta saludable y sostenible.

Es imperativo que las políticas públicas y las recomendaciones alimentarias naveguen con prudencia, basándose en evidencia concreta en lugar de temores infundados. La evidencia actual respalda que la soja, consumida con moderación, es segura, nutritiva y valiosa en una alimentación equilibrada.

Jaime Giménez. Nutricionista.

Fuente: Lopez-Moreno M and L´opez-Gil JF (2025) Debunking the myth: are soy isoflavones truly a public health concern? Front. Nutr. 12:1608814. doi: 10.3389/fnut.2025.1608814

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