Edulcorantes artificiales y Microbiota

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Los edulcorantes artificiales han ido ganando popularidad entre la población gracias a sus propiedades endulzantes que no conllevan un contenido rico en calorías, su bajo precio como el azúcar y las características que se les atribuye en relación al control del peso y la regularización del azúcar en sangre en caso de diabetes.

Cada vez están más presentes en muchos alimentos de los que conocemos, sobre todo en los procesados y gozan de más popularidad que los alimentos endulzados con azúcar. Por ejemplo, es más la gente que pide Coca-cola Zero ® que la normal, pensar que la primera no lleva azúcar, da una falsa sensación de “más saludable”. La etiqueta de 0 azúcares, gana mucho a nivel de márketing y permite captar la atención de la gente, cada vez más consciente de las consecuencias de un abuso del azúcar blanco y refinado.

Existen estudios que pueden parecer contradictorios, ya que algunos muestran beneficios en cuanto a la respuesta glicémica y otros muestran una relación directa con el aumento de peso e intolerancia a la glucosa (diabetes tipo II).

La mayoría de los edulcorantes de mercado no son digeridos por el tracto intestinal, una de las causas por las que se consideran inocuos, sin embargo, debido a esto, llegan directamente hasta nuestra microbiota y pueden ejercer una acción sobre ésta.

Como sabemos, las bacterias que conforman nuestra microbiota pueden influir directamente en nuestros procesos metabólicos  y la activación de determinadas vías. Se sabe por ejemplo que personas obesas tienen una mayor relación del Phylum Firmicutes/Bacteroidetes, al contrario que  las personas no obesas. Este simple hecho provoca por ejemplo que las personas con mayor población de Firmicutes obtengan más energía de aquello que digieren, traduciéndose en un mayor aporte calórico.

Existen estudios que muestran que algunos edulcorantes modifican este ratio, disminuyendo las bacterias del phylum bacteroidetes o aumentando el phylum firmicutes, por lo tanto promoviendo una disbiosis, favoreciendo procesos relacionados con la resistencia a la insulina, dislipemia, entre muchos otros.

Edulcorantes como polioles (lactitol, maltitol, sorbitol, xilitol…), tienen algunos  beneficios como que son no-cariogénicos, no interfieren en los niveles de glucosa e insulina en sangre, sin embargo, un exceso de éstos puede provocar síntomas intestinales y laxantes (diarreas osmóticas), lo cual puede empeorar sintomatología de enfermedades como Síndrome del Intestino Irritable.

Por otra parte, estudios muestran que algunos de ellos son capaces de disminuir la síntesis de AGCC (Acidos Grasos de cadena corta), los cuales tienen una importante acción en la prevención de resistencia de la insulina, mejora de la dislipemia y en definitiva, efectos antiobesogénicos.

Por tanto, no debemos descuidar el uso extendido de los edulcorantes, no siempre son mejor opción que el propio azúcar y deberíamos vigilar la cantidad que ingerimos de éstos. Para edulzar recetas, podemos elegir opciones naturalmente dulces (y si contienen además fibra, ¡mucho mejor!) como frutas, frutos como dátiles, cereales como la avena, miel… todo siempre, en su justa medida.

Nutritional Coaching.

Luz Ye

  1. Suez J, Korem T, Zeevi D, Zilberman-Schapira G, Thaiss C, Maza O et al. Artificial Sweeteners Induce Glucose Intolerance by Altering the Gut Microbiota. Obstetrical & Gynecological Survey. 2015;70(1):31-3
  2. Plaza-Diaz J, Pastor-Villaescusa B, Rueda-Robles A, Abadia-Molina F, Ruiz-Ojeda F. Plausible Biological Interactions of Low- and Non-Calorie Sweeteners with the Intestinal Microbiota: An Update of Recent Studies. Nutrients. 2020;12(4):1153.

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