En un contexto donde las enfermedades crónicas prevenibles como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la obesidad siguen en aumento, los profesionales de la salud enfrentan el gran reto de promover cambios reales en el comportamiento de sus pacientes. Es aquí donde el health coaching (HC), o coaching de salud, se convierte en una herramienta clave.
Un estudio llevado a cabo dentro del sistema de atención médica para veteranos de EE. UU. (VHA) analizó cómo los profesionales aplican los conceptos del health coaching tras completar su formación en esta área. Los hallazgos revelan cambios importantes tanto a nivel individual como organizacional, demostrando el valor de integrar este enfoque centrado en el paciente.
Se trata de un enfoque centrado en el paciente, donde la persona participa activamente en la definición de sus metas de salud. A través del autodescubrimiento, educación personalizada y monitoreo, el paciente avanza con el apoyo de un profesional entrenado en health coaching. Este modelo favorece la responsabilidad individual y fomenta un vínculo de colaboración entre profesional y paciente.
Los profesionales reportaron un mayor énfasis en los valores y motivaciones del paciente, así como un uso más consciente de habilidades como la escucha activa, la formulación de preguntas abiertas y la creación conjunta de objetivos SMART. También se observó una tendencia creciente a empoderar al paciente en la toma de decisiones, integrando herramientas como el Inventario Personal de Salud (PHI).
La práctica de la atención plena (Mindfulness) fue otra habilidad destacada, promoviendo una mayor presencia y conexión durante los encuentros clínicos.
A nivel institucional, los cambios más destacados fueron el apoyo del liderazgo, el aumento de la conciencia del personal respecto al enfoque centrado en el paciente y la creación de grupos de trabajo que fomentan la colaboración. La formación de comunidades de práctica, como llamadas mensuales entre profesionales, facilitó el aprendizaje continuo y el intercambio de experiencias.
Estos factores fortalecen una cultura de salud más colaborativa, alineada con la transformación del modelo biomédico tradicional hacia uno más holístico y participativo.
Integrar el health coaching en la práctica clínica no solo mejora la relación terapéutica y la adherencia a los tratamientos, sino que promueve un cambio organizacional positivo. Es una estrategia viable y efectiva para avanzar hacia un modelo de atención más humano, donde el paciente es protagonista de su bienestar.
Como profesionales de la salud, adoptar herramientas como el coaching nutricional no significa abandonar nuestra formación científica, sino complementarla con habilidades que realmente generan impacto en la vida de quienes atendemos.
Àngels Massana Nutricionista en Nutritional Coaching
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