La pérdida de masa muscular genera una serie de consecuencias importantes que impactan sobre la calidad y esperanza de vida de las personas. La baja masa muscular (sarcopenia, fragilidad y caquexia por enfermedad), el envejecimiento y la desnutrición también son motivo de pérdida de masa muscular. Existe mucha evidencia que asocia la baja masa muscular y el deterioro o discapacidad física, aumento riesgo de caídas y fracturas, mayor duración de la estadía hospitalaria, mala cicatrización de heridas, mayor necesidad de rehabilitación, mayor riesgo de complicaciones postoperatorias, mala calidad de vida, aumento en la progresión tumoral, aumento de la toxicidad de determinados tratamientos y como conclusión reducción de la esperanza de vida.
Esta situación genera una debilidad física a la vez que metabólica. La resistencia anabólica (dificultad para fabricar masa muscular) fruto de la edad y otros factores, añade más complejidad a esta situación. Es importante conocer que factores aumentan la resistencia anabólica muscular para combatirlos y minimizarlos. Por otro lado, una buena planificación deportiva (ejercicio de fuerza principalmente) junto a una alimentación saludable, baja en productos proiinflamatorios (carnes, procesados, azúcares…) y con un buen aporte de proteína de calidad (ingestas de 0’4-0,5 gr proteína/Kg varias veces al día) con 2-3 gr de leucina por toma, ayudarán a mejorar esta situación. La masa muscular es una fuente de salud, si pierdes masa muscular, perderás salud. Lo mejor en estos casos, es disponer de asesoramiento cualificado tanto para la actividad física como para la alimentación.
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